jueves, 12 de febrero de 2009

Ballenas madres enseñan a sus crías donde comer.

¿Pueden las ballenas francas australes adaptarse si escasean los alimentos?

Feb. 9, 2009 - Biólogos de la Universidad de Utah descubrieron que las ballenas francas australes jóvenes aprenden de sus madres donde comer, y hay preocupación por su capacidad para encontrar nuevos lugares para alimentarse, si el cambio climático de la Tierra llegara a alterar sus sitios habituales de alimentación. "Una preocupación fundamental es, ¿qué es lo que van hacer las ballenas con el calentamiento global, el cual puede cambiar la ubicación y abundancia de sus presas?" se pregunta Vicky Rowntree, investigadora, profesora de biología y coautora de este nuevo trabajo. "¿Pueden adaptarse si aprenden de su madre donde alimentarse - o van a morir?".


Investigaciones previas realizadas por Rowntree y sus colegas, demostraron que cuando hay oscilaciones climáticas que incrementan la temperatura de los mares, las ballenas francas australes tuvieron menos crías debido a que las aguas más cálidas disminuyen la abundancia de krill (crustáceos pequeños de los que se alimentan las ballenas). Este nuevo estudio (cuya publicación está prevista para el 15 de febrero número de la revista Molecular Ecology) utiliza isótopos genéticos y químicos que demuestran que las madres enseñan a sus crías a dónde ir para la alimentación. "Las ballenas francas australes consumen enormes cantidades de alimentos y tienen que viajar grandes distancias para encontrar las cantidades adecuadas de estas presas pequeñas", dice el estudio coautor Jon Seger, profesor de biología en la Universidad de Utah. "Este estudio muestra que las madres enseñan a sus bebés en el primer año de vida, donde para alimentarse en la inmensidad del océano."
El estudio realizó un seguimiento de cómo están emparentadas las ballenas a través del análisis de ADN materno, y luego comparado con la información de la dieta obtenida por la caracterización de las diferentes formas de isotopos de elementos químicos presentes en su piel. Las dos técnicas (que según los investigadores fueron usadas juntas por primera vez) permitieron a los investigadores determinar que las ballenas madres, su descendencia y otros individuos emparentados se alimentan en el mismo sitio. "Las ballenas francas del Atlántico Norte se alimentan con patrones similares y los científicos tienen acceso a sus zonas de alimentación, pero no sabemos dónde se alimentan las ballenas del Atlántico Sur, así que tuvimos que utilizar una combinación de técnicas para realizar un seguimiento de esto", dice Luciano Valenzuela, un investigador postdoctoral en la biología que dirigió el estudio como parte de su tesis doctoral en Utah.
El otro coautor del estudio fue Mariano Sironi, director científico del Instituto de Conservación de Ballenas (Instituto para la Conservación de Ballenas) en Argentina.


Ballenas emparentadas que se alimentan juntas.

Durante 38 años, Rowntree y sus colegas han seguido un grupo de ballenas francas australes que migran durante tres meses todos los años a su área de "cría" en Península Valdés, Argentina. "Este sitio está ubicado a una distancia al sur del ecuador, igual a la distancia que estamos al norte del ecuador aquí en Salt Lake City" dice Rowntree, quien también dirige el programa Ballena Franca en el Instituto Alianza Oceánica conservación de las Ballenas.
Las ballenas francas australes adultas alcanzan los 50 pies de largo y sus crías unos 20 pies, pesando una tonelada la nacer.
Las ballenas migran a sus territorios de cría en invierno, donde rápidamente dan a luz a sus crías en los comienzos de primavera. Tres meses después, viajan grandes distancias por el atlántico sur para alimentarse el resto del año de krill y otros crustáceos llamados copépodos. Rowntree lo llama "una gran alimentación".
Registros de la caza de la ballena de 1800 y 1900 sugirió que las ballenas francas australes tenían seis principales zonas de alimentación en el Atlántico Sur. Sin embargo, los científicos no saben en la actualidad donde se alimenta la mayoría de las ballenas.
Más que la búsqueda visual de los territorios de alimentación de las ballenas francas australes (una enorme, si no es una tarea imposible) los científicos tuvieron un enfoque novedoso. Durante Septiembre y Octubre del 2003 hasta el 2006, Valenzuela colectó pequeñas muestras de piel utilizando un dispositivo de perforación que no dañaba los animales. "La muestra de piel es un poco más grande que el tamaño de una goma de lápiz", dice Rowntree.


A partir de las muestras de la piel, Valenzuela analizó el ADN mitocondrial, que se hereda únicamente de la madre. El ADN reveló las relaciones familiares entre las ballenas. Los investigadores fueron capaces de distinguir las ballenas por los patrones de color blanquecino, del material similar a callosidades sobre sus cabezas.
En conjunto, los datos de ADN y de isótopos reveló que las ballenas estaban relacionados y donde cada uno de los animales se alimentaba.
"El resultado principal es que individuos de determinadas familias poseen un patrón muy específico de isótopos demostrando que los animales de linajes específicos se alimentan en la misma área" dice Valenzuela.
Debido a que el ADN mitocondrial, que se transmite sólo de madres a hijos, los resultados indican que las madres enseñar a sus crías donde alimentarse.
El estudio fue financiado por el Instituto de la Alianza Oceánica para la Conservación de las Ballenas y el Instituto Canadiense de la ballena.


Fuente: News Center. The University of Utah
Photo Credit: John Atkinson

0 comentarios: