Altos niveles de contaminación por hidrocarburos aromáticos policíclicos han sido detectados en algunas zonas del estuario de Bahía Blanca.
Algunos efectos visibles de esa contaminación en muchos peces son ulceraciones de la piel y putrefacción de las aletas, así como también daños en su material genético. Investigadores del Instituto Argentino de Oceanografía (IADO), señalan la necesidad de que la Argentina cuente con una legislación que monitoree y regule la contaminación en diferentes ecosistemas.
El estuario de Bahía Blanca, un ecosistema muy particular dentro del extenso litoral marino argentino, ubicado en el litoral suroeste de la Provincia de Buenos Aires, “presenta algunas áreas claramente definidas como ‘zonas calientes’ con altos niveles de contaminación por hidrocarburos aromáticos policíclicos”, señala el doctor Andrés Hugo Arias, becario posdoctoral del Conicet, perteneciente al Instituto Argentino de Oceanografía (IADO).
Un estudio publicado en diciembre en la revista científica Environmental Monitoring and Assessment, revela los resultados de una investigación que se centró en el análisis de niveles de concentración de 17 tipos de hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs, según sus siglas en inglés) los que se cuentan dentro del grupo de los contaminantes orgánicos persistentes prioritarios en cuanto a su monitoreo y control a nivel mundial.
“Son constituyentes naturales del petróleo crudo y conforman una fracción de hasta el 20 por ciento del total de hidrocarburos. También son generados por procesos de combustión incompleta a alta temperatura de diversos tipos de materia orgánica. Entre todos los hidrocarburos, esta familia de compuestos es considerada potencialmente la más tóxica. Los PAHs son compuestos altamente resistentes en el ambiente “, indica Arias, uno de los autores del trabajo.
El trabajo realizado por investigadores de IADO, de la Universidad Nacional del Sur y de la Universidad Autónoma de México, indica que si bien el nivel medio de PAHs (naftaleno, acenafteno, fenantreno, antraceno, benzo-a-pireno, entre otros) hallado sobre la zona interna del Estuario de Bahía Blanca ubica a ese sistema marino costero en el rango de niveles bajos a moderados de contaminación, los resultados obtenidos muestran que hay zonas que presentan altos niveles de contaminación.
Niveles preocupantes
“Para dar un ejemplo, y mencionar, en uno de los sitios de muestreo puntuales sobre el estuario, la suma de concentraciones de los PAHs analizados fue del orden de las 10 mil partes por mil millones (nanogramos de contaminantes por gramo de sedimento seco), una cifra que se encuentra muy por encima de los niveles regulados como máximos para suelos de uso industrial en muchas legislaciones vigentes en otros países”, destaca Arias.
El estudio indica que estas concentraciones registradas exceden largamente los topes máximos hallados, por ejemplo en el estuario de Gironde y Bahía de Arcachon (Francia), Bahía Daya (China) y en el estuario del Río de la Plata. Se encuentran, en cambio, en el orden de las halladas en Veracruz, al centro del golfo petrolero de México, y el puerto de Barcelona, España.
Asimismo, el trabajo revela que las concentraciones máximas para los sedimentos muestreados se hallan en el área más cercana a las industrias. “En la parte norte del estuario de Bahía Blanca se asienta uno de los mayores polos petroquímicos de Sudamérica, dos grandes puertos activos, una base naval militar, una flota pesquera artesanal, la ciudad homónima y varias ciudades satélites que ascienden en conjunto a más de 350 mil habitantes. Este escenario plantea una problemática ambiental creciente en torno a la exposición, impacto y acumulación de compuestos contaminantes”, asegura Arias.
De acuerdo con los autores, los resultados mostraron una clara predominancia de PAHs originados por procesos generados por las actividades humanas relacionadas con la combustión y la pirólisis de la materia orgánica, por ejemplo, la quema de combustibles, las chimeneas, el parque automotor, entre otros, por sobre los PAHs de origen netamente petrogénico como los vertidos directos de petróleo. “Por último, la contribución de PAHs naturalmente generados (incendios forestales, vulcanismo, entre otras fuentes) fue hallada despreciable en términos de concentración”.
Con respecto a los efectos que producen los PAHs sobre los organismos, Arias señala que “comienzan con alteraciones bioquímicas, afectando diversas enzimas y dañando su sistema detoxificador, por ejemplo, el hígado. Luego, alteran el sistema inmunológico y reproductivo y como consecuencia, provocan una reducción paulatina del número de individuos. Los signos visibles sobre muchos peces incluyen ulceraciones de la piel y putrefacción de aletas, sin embargo, quizás el peor de estos sea el daño al material genético, el cual, además de dar lugar a carcinogénesis, permite propagar alteraciones en las generaciones futuras.”
Vacío legal
Según Arias, existe un programa gubernamental de monitoreo de diferentes matrices ambientales implementado por la Municipalidad de Bahía Blanca desde hace varios años, el cual a partir del presente año (2008) ha comenzado a analizar muestras de sedimento del estuario a fin de determinar concentraciones de PAHs.
“El programa es muy completo y satisfactorio, puesto que abarca el estudio integral del estuario incluyendo múltiples contaminantes, que se implementan gradualmente. El IADO participa como asesor del programa para algunas matrices, y en particular en torno a los PAHs, se encuentra colaborando en la puesta a punto del método de análisis, a fin de comenzar con su monitoreo.”
Desde otro ángulo, Arias afirma: “En cuanto al marco legal, en principio, y a mi conocimiento, a diferencia de otros países, la regulación de niveles de PAHs para ecosistemas costeros en Argentina aparece como escasa e incompleta. Los niveles de PAHs hallados en sedimentos costeros de ecosistemas naturales no son contemplados actualmente por las leyes nacionales. Los resultados de este estudio reflejan una necesidad concreta de extender la legislación sobre estos sistemas, diferenciando zonas intermareales de playas y sedimentos de fondo, en especial, en aquellos que se encuentran bajo una fuerte intervención del hombre.”
Por otra parte, el doctor Arias sostiene que es necesario sentar las bases para establecer programas de monitoreo sistemáticos sobre los efectos de los PAHs contaminantes en la flora y en la fauna. “En particular se propone a los moluscos como objetivo, los que constituyen indicadores sensibles y tempranos del estado del sistema: filtran grandes cantidades de agua y partículas, poseen la capacidad de bioacumular PAHs (entre otros contaminantes), soportan niveles elevados de contaminación, se encuentran en general en comunidades de numerosos individuos al momento del muestreo, proporcionan información puntual (son inmóviles) y al mismo tiempo suelen ser elementos de consumo regional”, indica el experto quien asegura que la información disponible sobre los niveles de contaminación de PAHs en alrededor de 6800 kilómetros de costas argentinas es prácticamente nula.
Luego de establecer un adecuado marco legal, junto a un correcto monitoreo, “deberían establecerse diferentes niveles de acción dirigidas a disminuir, en principio, las fuentes puntuales, tales como desagües cloacales, vertidos y emisiones industriales”, concluye Arias.
Fuente: CONICET en los medios.
domingo, 11 de enero de 2009
Contaminación por hidrocarburos aromáticos policíclicos en el estuario de Bahía Blanca.
Publicadas por Ignacio a la/s 9:52 p.m.
Etiquetas: Conservación, Contaminación, Ecología
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